La separación puede ser un momento traumático para muchos niños si no se afronta por parte de los padres de la manera correcta. Los hijos muchas veces se sienten ansiosos, desamparados , pueden ser objeto de manipulaciones, y desgraciadamente te convierten en victimas de la separación parental.
Uno de los factores determinantes a la hora de afrontar y llevar a cabo el divorcio es entender que la relación de pareja está rota pero no la relación familiar donde se encuentra el niño inmerso. No podemos dejar que nuestros intereses se antepongan al bienestar emocional de nuestros hijos.
Las consecuencias del divorcio puede ser distinta dependiendo de la edad del niño y de cómo se lleve a cabo el proceso. Entre las consecuencias mas comunes están: aparición de miedos, inseguridad, falta de comunicación, aliación parental , incremento de malas conductas, falta de autoestima, etc. Por ello, es fundamental hacer todo lo posible para evitar un proceso de divorcio conflictivo en los que nuestros hijos serían los verdaderos perjudicados.
¿Cómo le decimos a nuestro hijo que nos divorciamos?
Es importante hacerle sentir seguro. Para los hijos los padres son su referente principal, y los que hacen que se sienta seguro y protegido con respecto al mundo exterior.
Es muy importante que a la hora de comunicárselo estemos calmados y los dos padres juntos (si es posible). El aspecto clave en el que tenemos que centrar la conversación es reafirmar que se mantendrán unidos por él e intentarán que se sienta seguro, aunque vivan en casas separadas. Con esto minimizaremos las posible inestabilidad emocional en la que se va a ver sumido. Otro punto clave es evitar excesivos detalles de las causas del divorcio, solo nos reafirmaremos en nuestro amor hacia él y en las cosas que nos van a mantener unidos en el futuro.
Lo que no nunca debemos hacer
1. Discutir delante de ellos. Es básico que los padres se desvinculen sus problemas como adultos (divorcio, régimen de visitas, manutención, etc.), de su papel como padres. Independientemente de cómo nos llevemos o de nuestras diferencias personales, nuestro hijo tiene que ver que las normas son las mismas por parte de los dos y que tanto, uno como el otro respeta las normas y directrices marcando así una vía de educación común para su hijo. Esto les aportará seguridad y estabilidad.
2. Manipularlos y comprarlos con regalos. El cariño se consigue con tiempo dedicación y respeto nunca con regalos. Estas situaciones harán que sumáis a vuestro hijo en emociones contradictorias, sentimientos de culpabilidad e inestabilidad emocional provocándole consecuencias muy negativas para su futuro y las relaciones con los demás.
3. Utilizar al niño como espía. Le provocaremos sentimientos de culpa por traicionar a uno de los progenitores para complacer al otro.
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4. No hablar jamás delante de nuestro hijo. Es importante que el niño vea que dedicamos unos minutos a hablar de él entre los dos. Nos podemos ver unos minutos y hablar cuando recogemos o dejamos a nuestro hijo en casa del otro( hablar de su educación, de que ha hecho o como se a portado). Esto le generará seguridad y verá que sus padres pueden hablarse y llegar a acuerdos por él.
El proceso de divorcio es para el niño una pérdida (de la unidad familiar, de lo que conocían hasta el momento, etc.), como toda perdida conlleva un proceso de duelo. Tiene que adaptarse a su nueva vida y a sus nuevas circunstancias. Es esencial que el proceso de duelo por parte del niño sea respetado, comprendido y acompañado por los padres. Normalmente los niños tardan unos 10 meses en superar y adaptarse bien a su nueva vida, pero todo dependerá de la manera de afrontar el divorcio que hayan tenido los padres, de la personalidad y estabilidad emocional del niño.